Un error y una barbaridad
La RFEF se equivoc¨® al hacer hablar a los ¨¢rbitros, estos buscaron revancha cuando no tocaba y el Madrid remat¨® el desastre con su plant¨®n.
Siempre se ha entendido como una medida razonable sacar a los ¨¢rbitros del debate medi¨¢tico. Hablar despu¨¦s de los partidos solo servir¨ªa, en caso de error claro y manifiesto, por utilizar la terminolog¨ªa VAR, para que el colegiado intentara defender lo indefendible, en el peor de los casos, o para que el perjudicado se solazase viendo como el juez se flagelaba, en el mejor. Y si no ten¨ªa utilidad hacerles hablar a caso juzgado, menos a¨²n la tiene exponerles antes del encuentro. Esas comparecencias se salvaban en tiempos de paz con unas declaraciones t¨®picas sobre lo ilusionante del reto y un amable que Dios reparta suerte.
Sin embargo, en el clima de tensi¨®n creado por el Madrid a ra¨ªz del caso Negreira, que ah¨ª s¨ª le asiste la raz¨®n, fue una imprudencia poner ante los micr¨®fonos a De Burgos Bengoetxea y a Gonz¨¢lez Fuertes. M¨¢s en el segundo caso, porque se trata de un colegiado que se va y se siente facultado para pasarse la diplomacia por el silbato.
Quiz¨¢ sean entendibles algunas de sus quejas, pero el momento fue terriblemente inoportuno. Y el Madrid, desafortunadamente, lo aprovech¨® hasta el hueso. Primero record¨® en su televisi¨®n que ning¨²n ¨¢rbitro espa?ol estar¨¢ en el Mundial de Clubes, para confirmar su tesis de que no tienen nivel; despu¨¦s pidi¨® a la RFEF un cambio de colegiados entendiendo que prejuzgaban, lo que colocaba a los pies de los caballos al presidente Louz¨¢n de haber aceptado, y finalmente embarr¨® el partido m¨¢s bonito del a?o con un plant¨®n a todos y a todo. Incluso sugiri¨® ¡®sotto voce¡¯ una amenaza de incomparecencia con 26.000 madridistas en Sevilla entrada en mano. Una falta de respeto primero a sus aficionados; despu¨¦s, al Bar?a, que si bien es cierto que arrastra el pecado original, ni puso al ¨¢rbitro ni le oblig¨® a hablar. Y finalmente, al f¨²tbol en general. Ya sucedi¨® en el Bal¨®n de Oro y fue igualmente lamentable. Por segunda vez el Madrid ha decidido que se enfada y no respira en una escalada de radicalizaci¨®n que no est¨¢ en su tradici¨®n ni en su historia.
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