Finales de 1969: West, Russell y el episodio m¨¢s oscuro de la historia de los Lakers
En una de las mejores Finales de la historia, los Lakers de West chocaron contra su bestia negra y los Celtics culminaron su dinast¨ªa. Tiros ganadores, pol¨¦mica... y un s¨¦ptimo partido lleno de narrativa y desastre angelino.


¡°Esos malditos globos se van a quedar ah¨ª arriba¡±. Son las palabras que Bill Russell le dijo a Jerry West en el calentamiento de las Finales de la NBA de 1969. Era todav¨ªa la prehistoria de la competici¨®n norteamericana, que viv¨ªa el final de su segunda gran era tras la de George Mikan, la de la dinast¨ªa m¨¢s grande de siempre. Russell encaraba su ¨²ltima temporada, ya como entrenador-jugador, y se cruzar¨ªa en las eliminatorias por el t¨ªtulo contra unos Lakers que se hab¨ªan reforzado hasta las entra?as para acabar con el eterno rival, que les hab¨ªa privado del t¨ªtulo en seis de los diez a?os anteriores. Wilt Chamberlain, el hombre de todos los r¨¦cords, llegar¨ªa a la entidad para unirse a Jerry West y Elgin Baylor y permitir as¨ª que en la ciudad de la luz alcanzaran el campeonato por primera vez desde 1954. Y el sue?o estaba ah¨ª: palpable, tangible. Real. Los angelinos eran m¨¢s favoritos que nunca mientras que los Celtics se dilu¨ªan en el recuerdo y generaban dudas. Con 3-3 despu¨¦s de seis partidos, todo se decidir¨ªa en el s¨¦ptimo. Y ah¨ª estaba el mundo, con los ojos puestos en el viejo Forum para ver la resoluci¨®n del que fue hasta entonces el mejor curso baloncest¨ªstico vivido por la NBA.
Hasta las franquicias m¨¢s grandes tienen episodios oscuros. Tambi¨¦n los Lakers, el que probablemente sea el equipo m¨¢s importante de la historia de la NBA, por narrativa y t¨ªtulos, incluso contando con uno menos que los Celtics, que desempataron la temporada pasada el casillero en la batalla eterna por el trono de la mejor Liga del mundo. Entonces, todo era para los verdes, que conquistaron 11 anillos en 13 a?os con Bill Russell como ¨²nico epicentro: el base Sam Jones le acompa?¨® en 10 campeonatos, mientras que Red Auerbach fue el hacedor en el banquillo de nueve de ellos, r¨¦cord s¨®lo superado como t¨¦cnico por Phil Jackson, que lleg¨® a los 10 en 2009 y se fue a los 11 un a?o despu¨¦s. Auerbach fue todo un visionario, encargado de draftear al primer jugador negro de siempre en 1950 (Chuck Cooper, que disput¨® seis temporadas) y tambi¨¦n de, 14 a?os despu¨¦s de dicho suceso, encuadrar al primer quinteto exclusivamente negro que se ha visto en una pista de baloncesto.
En 1967, tras ni siquiera pisar las Finales por primera vez desde 1956, Auerbach y el puro que llevaba de forma perpetua en su boca abandonaron el banquillo para gestionar entre bambalinas los tejemanejes de una instituci¨®n a la que estuvo ligada hasta su muerte, en 2006. Y Russell se dedic¨® a entrenar al equipo mientras segu¨ªa en activo como jugador, una pr¨¢ctica que no est¨¢ permitida hoy en d¨ªa por mucho que LeBron James parezca ejercer ambas labores de forma simult¨¢nea en m¨¢s de una ocasi¨®n. Los Celtics ganaron el d¨¦cimo t¨ªtulo de su dinast¨ªa en 1968, de nuevo ante los Lakers, prolongando una tortura de la que jam¨¢s sali¨® Elgin Baylor (0 de 8 en Finales) ni Jerry West, que logr¨® el ansiado t¨ªtulo tres a?os despu¨¦s pero nunca super¨® el suplicio que sufri¨® con el equipo de Bill Russell, comprometi¨¦ndose incluso a no vestir prendas verdes durante el resto de su vida. Nunca un color de la escala crom¨¢tica ha sido tan odiado por alguien como ese.
Los Lakers ficharon a Chamberlain para reforzar la zona, tener a alguien para enfrentarse a Russell y dar el salto definitivo hacia el anillo. El gigante de 2,16 (una altura an¨®mala por aquel entonces, con 8 cent¨ªmetros m¨¢s que su hom¨®logo en los Celtics) no hab¨ªa parado de batir r¨¦cords en Philadelphia Warriors, rebautizados en 1965 como los Sixers. Pero, como los angelinos, hab¨ªa chocado siempre contra el poder de su n¨¦mesis. Conquist¨® el anillo en 1967, ese a?o en el que los verdes no llegaron a las Finales, pero los 100 puntos en un partido o los m¨¢s de 50 de promedio no le permitieron batir nunca a su gran pesadilla, ese denominador com¨²n que compart¨ªa con el equipo al que llegaba, uno que por fin aspiraba a todo. Van Breda Kolff entrenaba a una plantilla de estrellas que se dispar¨® a 55 partidos en la Conferencia Oeste, siete m¨¢s que los Celtics, que se quedaron en 48 en una temporada llena de altibajos, con claros s¨ªntomas de que la dinast¨ªa estaba dando sus ¨²ltimos coletazos.
En playoffs, los Lakers superaron a San Francisco Warriors (4-2) y a Atlanta Hawks (entonces en el Oeste, por 4-1), para plantarse en sus s¨¦ptimas Finales desde 1959. Todas ellas contra los Celtics, que como cuartos del Este superaron a Sixers (4-1) y Knicks (4-2), que a su vez se hab¨ªan deshecho de los Bullets en semifinales con una barrida tan inopinada como merecida (4-0) que dej¨® fuera de juego al mejor equipo de la regular season (57 victorias) y al MVP de la temporada, Wes Unsled. Era la primera vez que los Lakers consegu¨ªan m¨¢s victorias que los Celtics en la fase regular, y tambi¨¦n la primera en todos los enfrentamientos en la que contar¨ªan con ventaja de campo en las Finales. Todo o nada para una rivalidad hist¨®rica, que daba entonces sus primeros coletazos y que tuvo un nuevo apogeo en los 80 con Magic Johnson y Larry Bird y una leve resurrecci¨®n en el siglo XXI, con Kobe Bryant luchando contra el big three formado por Kevin Garnett, Paul Pierce y Ray Allen. Entonces se vivieron, en 2008 y 2010, los dos ¨²ltimos enfrentamientos de una batalla m¨¢s dentro de la guerra de todas las guerras. Una que ha escrito algunas de las p¨¢ginas m¨¢s incre¨ªbles de la historia del deporte.
Dar y recibir
El viejo Forum acogi¨® los dos primeros partidos de la eliminatoria. Bill Russell decidi¨® no hacer un doble marcaje sobre West y los Celtics lo pagaron: el base-escolta se fue a 53 puntos, haciendo lo que quer¨ªa a pesar del cansancio inicial y superando la defensa individual de Sam Jones y Larry Siegfried. Una canasta de Chamberlain a 23 segundos del final puso el definitivo 120-118 y resolvi¨® un partido que cambi¨® de liderato en el marcados hasta 21 veces y en el que Russell se fue a 27 rebotes. El segundo asalto tuvo la t¨®nica de igualdad similar, con los Lakers superando a sus rivales en la segunda mitad (65 a 57) y West de nuevo demasiado liberado: 41 puntos. John Havlicek se fue a 43 tras anotar 37 en el primer asalto, siendo el m¨¢s destacado en la ofensiva verde. Mientras que Elgin Baylor logr¨® 31 y anot¨® los 12 ¨²ltimos de forma consecutiva, amarrando el duelo para los locales. Antes de 1969, jam¨¢s se hab¨ªa remontado un 2-0 y los Celtics parec¨ªan tocados y casi hundidos, con Russell obligado a hacer cambios, especialmente en la defensa sobre West. La serie viajaba al Garden con Don Nelson (Celtics) y Bill Hewitt (Lakers) magullados. Ambos recibieron puntos de sutura tras el encuentro, muy f¨ªsico y lleno de colisiones.
Los Celtics espabilaron: se llevaron el tercer asalto (111-105) con Russell por fin cediendo a la evidencia y poniendo un doble marcaje sobre West, que acus¨® el cansancio que ya ten¨ªa, acab¨® exhausto y pidi¨® tiempos m¨¢s largos en el banquillo, cosa que aprovecharon los verdes para alcanzar ventajas de dobles d¨ªgitos. Los Lakers llegaron vivos al ¨²ltimo cuarto (78 iguales) merced a un parcial de 21-38 en el tercer periodo, pero sucumbieron despu¨¦s. Havlicek se fue a 34 puntos a pesar de recibir un golpe en el ojo de Keith Erickson. Los Celtics segu¨ªan vivos y todo explot¨® en el cuarto encuentro: 89-88, 50 p¨¦rdidas de bal¨®n y mucha pol¨¦mica. Los angelinos iban por delante y ten¨ªan posesi¨®n con 7 segundos para la conclusi¨®n, pero los ¨¢rbitros se?alaron un fuera de banda muy discutido a Baylor. Havlicek, Siegfried, Bailey Howell y Jones se agruparon para la ¨²ltima jugada: este ¨²ltimo super¨® el intento de tap¨®n de Chamberlain, el bal¨®n rebot¨® contra el aro delantero, luego contra el trasero, y finalmente entr¨®. Ni Kawhi Leonard contra los Sixers en 2019 tuvo tanta fortuna. Del 3-1, al 2-2.
El golpe moral que recibieron los Lakers fue brutal. West, recuperado, se fue a los 40 puntos, pero de rozar el anillo pas¨® a una nueva serie, esta vez a tres partidos. El que ganara dos, se llevaba la eliminatoria. La leyenda angelina lider¨® tambi¨¦n a su equipo en el quinto asalto: 117-104 de vuelta al Forum con 39 puntos de West, a lo que Chamberlain a?adi¨® 31 rebotes. El p¨ªvot recibi¨® un golpe en el ojo (otro m¨¢s) de Em Bryant. Pero lo peor no fue eso: con 3 minutos restantes y una ventaja segura para los locales, el propio Bryant le rob¨® el bal¨®n a West, que se lanz¨® a por ¨¦l en carrera. El base-escolta se lastim¨® el tend¨®n de la corva y tuvo que ser retirado en brazos de un estadio mudo, preocupado por una estrella que jug¨® infiltrada el resto de la serie. Los Lakers, eso s¨ª, se adelantaban 3-2 y ten¨ªan el anillo m¨¢s cerca que nunca. Con ganar uno de dos partidos posibles conseguir¨ªan el ansiado t¨ªtulo. Estaba en su mano.
Pero el sexto encuentro dej¨® muy claro que los Celtics no se iban a rendir: 99-90 de nuevo en el Garden y 3-3. Ni con los verdes en una racha de 6 de 27 en tiros de campo su consiguieron acercar los angelinos, que se dedicaron a adornar el resultado al final en el ¨²ltimo cuarto (17-25 de parcial). Al descanso (55-39) ya estaba todo visto para sentencia. West se fue a 26 tantos, pero acus¨® demasiado la lesi¨®n del choque anterior. Chamberlain fue duramente criticado al quedarse en 8 puntos en el momento de la verdad, permanentemente atosigado por Russell y con poco protagonismo (1 de 5 en el lanzamiento). El sexto hombre Don Nelson fue el m¨¢ximo anotador con 25 tantos. La serie estaba 3-3 y viajaba de nuevo al Forum, donde tendr¨ªan lugar las dos mejores palabras de la historia: game seven. Una cita del eterno Bill Russell, que ten¨ªa entonces su en¨¦sima cita con la historia y todav¨ªa gozaba del hambre suficiente como para conquistar un ¨²ltimo anillo. Y as¨ª fue.
Y los Lakers sucumbieron
El s¨¦ptimo y definitivo encuentro supuso uno de los episodios m¨¢s negros y oscuros de la historia de los Lakers. El propietario Jack Kent Cooke puso miles de globos anticipando la victoria de los Lakers en las vigas del viejo Forum y anunci¨® que tras el encuentro, el m¨ªtico locutor Chick Hern entrevistar¨ªa a Baylor, West y Chamberlain por ese orden. Tambi¨¦n reparti¨® flyers con el siguiente mensaje: ¡°Cuando, y es cuando y no si, los Lakers ganen el t¨ªtulo, los globos caer¨¢n del techo, la banda de la Universidad de South California tocar¨¢ ¡®Happy Days Are Here Again¡¯ (los d¨ªas felices han vuelto)¡±. West, todav¨ªa tocado, se enfureci¨® enormemente cuando vio lo que hab¨ªa hecho el due?o, mientras que Russell se dedic¨® a decirle a su rival lo mismo que abre estas l¨ªneas, asegur¨¢ndole que los globos se iban a quedar donde estaban. Con s¨®lo Baylor y el propio West como estrellas y el segundo resentido de la lesi¨®n, Russell orden¨® a sus compa?eros (y subalternos) que corrieran mucho, que contraatacaran siempre que pudieran para desgastas el juego exterior de los angelinos. Y as¨ª fue.
Los Celtics empezaron volando (12-24), pero los Lakers reaccionaron a tiempo y se fueron vivos al descanso (56-59). El tercer periodo fue especialmente doloroso para los locales, que encajaron un parcial de 20-32 para un 76-91 con un periodo por disputarse. A inicios del ¨²ltimo cuarto, Chamberlain sum¨® su quinta falta (jam¨¢s hab¨ªa sido eliminado por personales) y se vio obligado a jugar una defensa m¨¢s tentativa. Con 94-103 para los visitantes el p¨ªvot se dio un golpe en la rodilla y tuvo que irse al banquillo por primera vez en toda una serie en la que no hab¨ªa tenido ni un segundo de descanso. Con Mel Counts, p¨ªvot suplente, en pista, los angelinos llegaron al 102-103. Chamberlain entonces asegur¨® al entrenador Van Breda Kolff que estaba recuperado, pero el t¨¦cnico le dijo que estaban bien sin ¨¦l y le oblig¨® a permanecer en el banquillo, una decisi¨®n cuestionada posteriormente. Una caprichosa canasta de Don Nelson con mucha fortuna puso el 102-105 y algunas p¨¦rdidas de los Lakers estiraron esa diferencia al 104-108. En el ¨²ltimo segundo, una canasta sin historia ni incidencia puso el 106-108. Los Celtics eran, otra vez, campeones de la NBA.
Era el sue?o perdido de los Lakers, que llegaron a otras tres Finales en los siguientes cuatro a?os, ya con Russell fuera de juego. Perdieron en otros siete extenuantes encuentros ante los Knicks y en el Madison en 1970 y de nuevo en 1973, tambi¨¦n contra los neoyorquinos, esta vez 4-1. Entre medias, en 1972, lleg¨® el anillo eternamente postergado: 69 victorias en regular season, 33 consecutivas (r¨¦cord del deporte estadounidense que sigue vigente) y 4-1 en las Finales. Bill Shaman, hacedor en los despachos del Showtime de los 80, con Jerry Buss de propietario, fue el entrenador que puso a Chamberlain de ancla al estilo celtic, en modo defensivo, y hered¨® lo mejor que ten¨ªan antes los verdes: defensa, juego colectivo y contraataque. Ah¨ª no estuvo Baylor, que se lesion¨® a inicios de temporada (cuando empezaba, iron¨ªas del destino, la racha de partidos ganados) y se qued¨® sin anillo, con un 0 de 8 en Finales y un reconocimiento expl¨ªcito de los Lakers, que le otorgan un campeonato que la NBA jam¨¢s le reconoci¨® (la normativa es la que es). La historia de esos Lakers fue tambi¨¦n una histeria, y la capacidad para subsistir, incluidas las incontables derrotas, fueron el ep¨ªtome del equipo perdedor que tambi¨¦n se convirti¨® en el origen de la franquicia m¨¢s importante de la mejor Liga del mundo; y una instituci¨®n, tanto en el deporte norteamericano como en el resto del mundo.
Jerry West, la cara de la derrota, se fue a 37,9 puntos y un triple-doble de 42, 13 rebotes y 12 asistencias en el ¨²ltimo encuentro, que fue de emboscada a pesar de coleccionar n¨²meros en cascada. Fue galardonado con el MVP de las Finales en su primera edici¨®n, algo que jam¨¢s se ha repetido con un miembro del equipo perdedor, por muchas voces que se alzaran en 2015 con LeBron. Baylor promedi¨® 18 y 10,3, Johnny Egan 15,1 tantos y Chamberlain 11,7 y 25 rebotes. En los Celtics, Russell y Sam Jones, que anunciar¨ªan su retirada definitiva unos meses despu¨¦s convertidos en absolutas leyendas, no descansaron ni un segundo en la eliminatoria: el p¨ªvot sum¨® 9,1 puntos y 21,1 rebotes, mientras que su compa?ero se fue a 18,7. La aportaci¨®n de Nelson desde el banquillo fue esencial (m¨¢s de 11 tantos), mientras que Havlicek, con 28,3 y m¨¢s de 11 rebotes, fue el l¨ªder de la ofensiva. Los Lakers superaron a los Celtics en la eliminatoria por s¨®lo 3 puntos (744 a 741), todos los partidos menos el cuarto acabaron con una diferencia menor a 10 puntos y tres de ellos se resolvieron en una sola canasta de diferencia.
Y no acaba ah¨ª la cosa: fue la primera vez que alguien remontaba un 2-0 en unas Finales, un hito igualado posteriormente por los Blazers de 1977, los Heat de 2006, los Cavaliers de 2016 y los Bucks de 2021. 1969 fue el a?o en el que acababa la segunda gran era de la NBA tras la de George Mikan y daba paso a los tumultuosos 70, de un baloncesto precioso pero olvidado y una guerra comercial y televisiva con la competici¨®n norteamericana y una ABA que intent¨® abrirse paso y casi lo consigue. Bill Russell dec¨ªa adi¨®s con 11 anillos, y s¨®lo Phil Jackson (13) y el mencionado Auerbach (16) han sumado m¨¢s mezclando puestos de jugador, entrenador o directivo; sin nadie en la pista, claro, que haya logrado acercarse a esa cifra. De hecho, el que m¨¢s lo ha hecho que no pasara por esa plantilla de los Celtics que tanto ganaron y tan poco perdieron fue Robert Horry, que sum¨® la friolera de siete con tres equipos diferentes (Rockets, Lakers y Spurs). Algo incre¨ªble que, sin embargo, no llega a unas cotas que parecen imposibles de superar. Algo que acab¨® ese a?o, en el cierre del c¨ªrculo de la dinast¨ªa de los Celtics. La pesadilla eterna de Jerry West, el logo de la NBA, y compa?¨ªa. Una celebraci¨®n que se hizo antes de tiempo y, al final, nunca tuvo lugar. Una de las mejores Finales de todos los tiempos. Y uno de los episodios m¨¢s tristes y oscuros de la historia de los Lakers.
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