Era el a?o 2008 y si de salud mental se hablaba poco, en el f¨²tbol directamente no se hablaba.
Hay pocas palabras que llenen m¨¢s la boca de un aficionado que la de ¡°canterano¡±.
Cabe una reflexi¨®n general adicional ahora que tenemos azuzado el avispero de los arbitrajes...
El racismo solo es racismo si es a tiempo completo y de forma generalizada.
La madurez f¨ªsica de los futbolistas suele ir un paso por delante de la mental
Hubiese sido bell¨ªsimo conseguir la Copa -o al menos llegar a la final- el a?o del centenario.
Le debe un relato que transciende lo deportivo, decenas de recuerdos colectivos...
Tenemos un boicot global a Rusia y otro Mundial con m¨¢s sombras que un bosque en invierno.
El f¨²tbol era una forma de escribir nuestra identidad a medida que crec¨ªamos...
El asunto escuece en Vigo como a una madre le escuece que su hijo no sea el primero de la clase.
La Copa Am¨¦rica tiene un honor exclusivo: es el ¨²nico campeonato que une a Di Sf¨¦fano, Maradona, Messi y Pel¨¦.
Termina un partido y, sin tiempo siquiera para digerirlo, para calibrar la importancia de la victoria, nos preguntamos qu¨¦ ser¨¢ lo siguiente, c¨®mo y cu¨¢ndo llegar¨¢.
El f¨²tbol es un reemplazo constante pero supongo que a los futbolistas se les permitir¨¢ ejercer un poco de sentimentalismo temporal.
Las falsas perspectivas de felicidad, los imposibles, solo se bajan con le?azos...
Son espectadores privilegiados del ¡®show¡¯ del f¨²tbol, en primera l¨ªnea de banquillo.
Compararse con Nadal, o con Roglic, es tan absurdo como pretender entender su dolor desde el sof¨¢ de tu casa.
Lo m¨¢s sencillo para entender su gesta interminable es contar lo que le ha pasado a Espa?a desde que Nadal se hizo con su primer Ronald Garros.
La idea de felicidad de Domingo Villar era estar en la grada con sus hijos el d¨ªa que el Celta ganase un t¨ªtulo.
El Real Madrid me recuerda a ese asesino sigiloso con m¨¢s vidas que un gato con suerte, que parece sobrevivir a atropellos, ahogamientos o cualquier otra tentativa de homicidio.
Hay momentos en el f¨²tbol, especialmente en el Bernab¨¦u, en los que decir m¨¢s es decir menos, en los que el pizarrismo extremo es casi un acto de autosabotaje.
M¨¢s de un mill¨®n de ni?as pierden inter¨¦s en la actividad f¨ªsica durante la adolescencia.
Los futbolistas acumulan lesiones y est¨¢n peor f¨ªsicamente cuando rondan la barrera de los 35 a?os, no mejor. Pero la normalidad no es un atributo que destaque en Modric o Benzema...
En el f¨²tbol se dan dos tipos de calambres: los musculares y los del minuto 90 con marcador a favor por la m¨ªnima.
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