Se infiltra en la empresa familiar con turnos de 10 horas diarias y descubre la realidad laboral: ¡°Eres el nuevo, oc¨²pate t¨²¡±
El hijo de los due?os de una compa?¨ªa de gesti¨®n de residuos relata c¨®mo vivi¨® el trato desigual en la base de la empresa que heredar¨¢ alg¨²n d¨ªa.

Con 22 a?os reci¨¦n cumplidos y su t¨ªtulo universitario en mano, el protagonista de esta historia pens¨® que lo siguiente ser¨ªa preparar su curr¨ªculum y buscar empleo como el resto de sus compa?eros de clase. Pero sus padres, propietarios de una empresa multimillonaria de gesti¨®n de residuos, ten¨ªan otros planes. ¡°Me sentaron y me dijeron que no iba a buscar trabajo. Iba a trabajar para ellos¡±, relata.
Tal como relata el chico, si quer¨ªa liderar la compa?¨ªa alg¨²n d¨ªa, deb¨ªa conocerla desde sus cimientos. Y as¨ª comenz¨® su experiencia, recogiendo basura bajo la lluvia, manipulando materiales reciclables y compartiendo turnos de 10 horas diarias con el resto de la plantilla, sin revelar su identidad.
¡°Nunca le dije a nadie qui¨¦n era. Llevaba el mismo uniforme, segu¨ªa el mismo horario, llegaba como cualquier nuevo empleado¡±, explica. Durante semanas trabaj¨® en silencio, acumulando tareas f¨ªsicas y absorbiendo la cultura de la empresa desde lo m¨¢s bajo de la jerarqu¨ªa.
Al principio, la experiencia fue ¡°humillante en el mejor sentido¡±, confiesa. Le ayud¨® a comprender y valorar el esfuerzo de quienes sacan adelante la operaci¨®n diaria de la empresa. ¡°Son personas fuertes. Trabajan duro¡±, escribe.
La realidad detr¨¢s de la fachada: desigualdades y abusos
Sin embargo, con el paso del tiempo, el ambiente cambi¨®. ¡°Cada vez me tocaba m¨¢s hacer el trabajo pesado, mientras otros se relajaban. Me dec¨ªan que limpiara lo que ellos ensuciaban, que ordenara su desorden... que hiciera lo que hace el nuevo¡±. La jerarqu¨ªa informal se volvi¨® evidente, quienes llevaban m¨¢s tiempo delegaban lo peor en quienes no pod¨ªan quejarse.
?l, lejos de revelarse como ¡®el hijo del jefe¡¯, opt¨® por mantener la humildad y considerarlo parte del trabajo, hasta que un episodio con un compa?ero marc¨® un punto de inflexi¨®n.
Tras una noche sin dormir, empapado por la lluvia y exhausto, un compa?ero veterano le orden¨® que asumiera el resto de sus tareas para irse antes de hora. ¡°T¨² eres el nuevo, oc¨²pate t¨²¡±, le dijo. Fue entonces cuando, por primera vez, decidi¨® no dejarlo pasar. ¡°Le respond¨ª educadamente, pero con firmeza, que no iba a hacer su trabajo. Ya estaba harto de que todos se descargaran en m¨ª solo por llevar menos tiempo¡±.
Ron amenaz¨® con hablar con direcci¨®n sobre su actitud si se negaba, y la r¨¦plica del joven fue inmediata: ¡°Entonces vamos a hablar con direcci¨®n ahora mismo¡±. Ron no dijo nada m¨¢s, simplemente se march¨®.
Ese gesto fue m¨¢s que una defensa puntual. Para este joven, signific¨® marcar un l¨ªmite sin recurrir a su apellido. ¡°Fue la primera vez que me defend¨ª en el trabajo. No us¨¦ la carta de ¡®soy el hijo del jefe¡¯. Todav¨ªa no lo he hecho¡±, aclara. ¡°Estoy aqu¨ª para aprender. Pero eso no significa que tenga que dejar que todos me pasen por encima solo para demostrar humildad¡±.
Lo que comenz¨® como una exigencia de sus padres para entender el negocio, se ha convertido en una escuela de vida y liderazgo. ¡°Ser el hijo del jefe no significa aceptar cualquier cosa. Quiero entender el negocio desde dentro, pero tambi¨¦n quiero ser tratado como un ser humano¡±.
El testimonio, compartido en Reddit, ha generado miles de reacciones por su sinceridad y por exponer una realidad com¨²n en muchos entornos laborales, como es la explotaci¨®n de los nuevos.
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