Las sorprendentes profesiones desconocidas de Silvio Berlusconi en su juventud
Mucho antes de que ¡®Il Cavaliere¡¯ triunfase en los negocios y en la pol¨ªtica, su vida laboral estuvo marcada por unos inicios humildes y particulares, vinculados con sus dos mayores pasiones.


Corr¨ªa el a?o 2010. Un m¨¢s que consagrado Silvio Berlusconi se dirig¨ªa a las juventudes de Forza Italia, el partido pol¨ªtico del que ha sido presidente un cuarto de siglo, de manera carism¨¢tica y directa. ¡°Hacen cola para casarse conmigo, soy simp¨¢tico, tengo dinero y la leyenda dice que no lo hago mal¡±, dijo. Con tres pinceladas hizo un cuadro de s¨ª mismo. Al puro estilo Il Cavaliere. As¨ª era el estadista que ide¨® la pol¨ªtica italiana del siglo XXI.
Hasta llegar a aquel momento sus ojos hab¨ªan visto de todo. Una vida plagada de an¨¦cdotas se amontonaba en su retina cada vez que sonre¨ªa, generando esa complicidad pl¨¢stica que transmite quien ha vivido mucho y muy bien. Desde una relaci¨®n tab¨² con la mafia a mediados del pasado siglo hasta sus interminables come back electorales. Antes de que los negocios le nombrasen magnate de la comunicaci¨®n y los deportes, mucho antes de que se convirtiera en jefe de Gobierno -un asiento que lleg¨® a ocupar hasta en tres ocasiones-, Don Silvio hab¨ªa dado unos primeros pasos que muchos libros han olvidado.
La m¨²sica y los negocios, claves de vida
Una infancia azotada por la Segunda Guerra Mundial marc¨® sus primeros a?os. Aunque era el hijo mayor de una familia de la burgues¨ªa milanesa no se salv¨® de aquella desgracia. A todos los ni?os les toca crecer antes de tiempo cuando la guerra llama a la puerta. Su padre se refugi¨® en Suiza y gracias al trabajo de su madre, Rosa, la familia aguant¨®. Quiz¨¢ ah¨ª naci¨® ese esp¨ªritu emprendedor imparable que guiar¨ªa su trayectoria profesional. Era capaz de todo.
Llegados as¨ª a los cincuenta, Il Cavaliere, que ya hab¨ªa comenzado a ayudar a su padre en el Banco Rasini, empez¨® a compaginar trabajillos con la carrera de Derecho. Y fue en esta ¨¦poca cuando Berlusconi combin¨® dos de sus mejores cualidades: la m¨²sica y los negocios.
Un amor por los pentagramas y las melod¨ªas rom¨¢nticas le acompa?¨® desde joven. Junto a uno de sus m¨¢s fieles escuderos, a quien en m¨¢s de una ocasi¨®n se ha referido como ¡°el mejor amigo de mi infancia¡±, Fede Confalonieri, congeni¨® un d¨²o. Un Silvio adolescente tocaba la guitarra; su compa?ero, el piano. La cosa fue bien. De bolo en bolo llegaron a fiestas y bodas; y el dinero comenz¨® a entrar sin filtro. Una vez se hubo separado de su leal colega, emprendi¨® otra aventura sin socios en la que, micr¨®fono en mano, se embarc¨® en cruceros que surcaban todo el Mediterr¨¢neo a los que pon¨ªa ritmo y voz.
Con todo, no fueron los acordes lo que le hicieron millonario. Su mete¨®rica carrera en el mundo empresarial, con la creaci¨®n de Mediaset y la presidencia del AC Mil¨¢n en el curr¨ªculum, entre un incontable registro de puestos m¨¢s altos que cualquier cordillera financiera, tuvo un origen humilde. Empez¨® vendiendo aspiradoras. Y no lo tuvo que hacer mal. Entonces, sus dones comerciales ya presagiaban un futuro brillante. As¨ª fue. Eso reiteran los peri¨®dicos, los libros y, como ¨¦l dir¨ªa, tambi¨¦n la leyenda.